Ainara


Entre los años 2009 y 2011 se realizó un proyecto de investigación para averiguar cómo funcionaban las aulas 2.0 y si realmente tenían tantas ventajas como se aseguraba que tenían. Participaron veintiún centros (de primaria y secundaria), ciento treinta maestros y casi tres mil alumnos. 

A lo largo de la investigación, se llegó a la conclusión de que lo ideal en un aula es tener PDI y netbooks. Pero no basta únicamente con poseer los recursos, sino que hay que hacer un buen uso didáctico de ellos. Sólo así se podrá conseguir mejorar el aprendizaje de nuestros alumnos. 

Los usos que se daban tanto a la PDI como a los netbooks eran diversos (desde exposiciones magistrales de los maestros a trabajos de investigación de los alumnos, pasando por corrección de ejercicios entre todos, búsquedas en Internet, realización de trabajos diversos, etc.). Esto nos puede dar una idea de la cantidad de posibilidades que nos ofrece disponer de tales herramientas en el aula. 

Las ventajas del aula 2.0 son múltiples, tanto para los alumnos como para los maestros. Aumentan, desarrollan y ejercitan multitud de destrezas y habilidades, además de las múltiples opciones y posibilidades metodológicas que ofrecen a la hora de que los alumnos aprendan los contenidos y alcancen los objetivos que nombra el currículum. 

En cuanto a las desventajas, son dos: la primera, que dedica mucho tiempo preparar las clases (aunque la mayoría de los maestros asegura que merece la pena) y, la segunda, los problemas con las conexiones a Internet. Son dos inconvenientes que quedan fácilmente solapados gracias a la gran cantidad y variedad de ventajas que ofrecen las aulas 2.0.

Aun así, hay una cantidad de alumnos que no mejora sus calificaciones. En la investigación se preguntaron por qué y llegaron a la conclusión de que era porque, a pesar de que las TIC logran que los alumnos adquieran destrezas y competencias básicas, los exámenes no las contemplan, ya que sólo se centran en los contenidos conceptuales. 

¿La solución? El currículum bimodal, es decir, tener en cuenta tanto el MEMORIZAR (datos indispensables, hechos, nombres, etc.) como el HACER, teniendo en cuenta que este HACER casi siempre va a ir acompañado de una memoria auxiliar (libros, apuntes, Internet...). 

Por lo tanto, sería necesario un cambio en la evaluación. Habría que empezar a evaluar aquellas competencias que se desarrollan gracias a las aulas 2.0 y no sólo los conceptos que nuestros alumnos aprenden.

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